El Congreso de la Unión despidió el lunes con un homenaje de cuerpo presente a la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Ifigenia Martínez, líder histórica de la izquierda mexicana, defensora de la democracia y las mujeres, quien falleció el pasado sábado.
El cuerpo de Martínez, quien entregó la banda presidencial apenas el 1 de octubre, llegó al Palacio Legislativo de San Lázaro en un féretro abanderado con los colores patrios: verde blanco y rojo.
Seis hombres trasladaron a lo largo del recinto legislativo de San Lázaro su ataúd hasta el pleno de la Cámara de Diputados, mientras legisladores de todas las fuerzas políticas seguían detrás su paso.
El recinto, adornado con arreglos florales y dos fotos recientes de Martínez, fue testigo de su semblanza, entre discursos que resaltaron su lucha por la justicia social, la democracia, la equidad de género y su rol pionero como una de las primeras mujeres en ocupar cargos de alto nivel en la política mexicana.
La semblanza concluyó con una de sus memorables y más recientes frases: “Es tiempo de altura de miras. Es tiempo de construir nuevos horizontes y realidades. Es tiempo de mujeres”.
El minuto programado de silencio se convirtió en poco más de 60 segundos de aplausos.
En el homenaje estuvieron presentes los hijos y los nietos de Martínez.
El presidente de Junta de Coordinación Política y coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal Ávila, expresó su pesar por la ausencia de una mujer a la que calificó como “extraordinaria, sin par, singular, excepcional”. “Tuvieron una madre, una abuela, una bisabuela admirable que va a ser un peso significativo en su vida porque fue una mujer consecuente”.
“Fue una mujer adelantada a su tiempo, fue una mujer que abrió brecha”, apuntó.
“El discurso que no leyó ese día que entregó su último aliento en esta tribuna es espléndido, al dirigirse, al escribirlo, con la lucidez que lo acompañó hasta el último momento de su vida, es de una transparencia impresionante”, señaló.
“Ifigenia te vamos a extrañar. Desde aquí tus compañeros y compañeras te deseamos feliz viaje a la eternidad. Nunca olvidaremos tus enseñanzas, tu sensibilidad, tu modestia. Pocas mujeres en la historia, pocas, tienen el consenso con el que ahora partes al infinito. Que el creador te tenga muy cerca. Que descanse en paz esta extraordinaria mujer”, finalizó.
El pasado 1 de octubre, Martínez llegó al recinto en una silla de ruedas y con un tanque de oxígeno. Entregó la banda presidencial a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien este lunes consideró “deleznables” los señalamientos de la oposición de que ella “sacó” a la presidenta del Congreso de su convalecencia para que le entregara la banda presidencial.
“Ifigenia estaba delicada de salud, me lo informaron en su momento, y yo, obviamente, a los familiares les dije que, si no era necesario que fuera, no queríamos exponerla, pero ella tenía muchos deseos, mucha ilusión de poder asistir el 1 de octubre, entonces fue una decisión de ella asistir”, aseguró en su conferencia diaria.
Con su muerte, el Congreso de la Unión despidió no solo a una líder política, sino también a un ícono del feminismo que, a lo largo de más de siete décadas de servicio, dejó un legado en la vida pública del país.
“¡Que viva Ifigenia! ¡Que viva!”, gritaban los diputados presentes en el homenaje luctuoso.
De acuerdo con la Gaceta Parlamentaria, Ifigenia Martínez nació el 16 de junio de 1925 en la Ciudad de México, en una época donde las oportunidades para las mujeres eran limitadas.
Rompiendo barreras, se convirtió en una de las primeras mexicanas en estudiar Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y luego en la primera mexicana en obtener un posgrado en dicha material en la Universidad de Harvard.
Fue cofundadora del hoy extinto Partido de la Revolución Democrática (PRD) y la primera senadora electa por la capital mexicana para representar a un partido de oposición.
También participó en la elaboración de la primera constitución de la Ciudad de México, donde fue diputada constituyente en 2016.
Integró el consejo general consultivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), y fue fundadora y socia de la Fundación UNAM y la Academia Mexicana de Economía Política.
La senadora morenista Laura Itzel Castillo Juárez, hija del histórico líder de la izquierda Heberto Castillo, dijo que, a escasas horas de su partida, vienen a la memoria algunos recuerdos y anécdotas de su fructífera vida, de su paso por la academia, por las organizaciones internacionales, en la construcción y defensa de la democracia y en la formación de institutos políticos. “Economista de la UNAM y doctorada en Harvard, no solo fue maestra en las aulas, fue en todo el sentido de la palabra, maestra para todas y todos nosotros, sobre todo para las mujeres”.
Por su parte, la panista Noemí Berenice Luna Ayala comentó que reconocer el rol de Ifigenia Martínez en la historia de México no es cuestión de ideologías, porque su vida va de la mano por la lucha para democratizar al país. Su historia personal es reflejo de que las mujeres fueron rompiendo barreras.
La senadora priista Anabell Ávalos Zempoalteca dijo que es ineludible para el Poder Legislativo rendir un merecido homenaje a la maestra Ifigenia Martínez, ya que en este acto se reconocen sus grandes aportaciones en lo académico, político y en la diplomacia. “Su partida deja un vacío no solo en los corazones de su familia y amigos, sino también en las siguientes páginas de la historia democrática de México”.
Por parte de Movimiento Ciudadano, la diputada Ivonne Ortega Pacheco refirió que hoy está de luto la patria, se despide a la presidenta del Poder Legislativo de la nación, a la maestra Ifigenia Martha Martínez y Hernández. “Mujer fuerte, de ideas y convicciones fuertes, una fortaleza que la llevó a ser pionera de todas las facetas de una trayectoria académica y política.
Mientras que la emecista y experredista, Amalia García Medina, destacó el debate que Ifigenia Martínez dio sobre el papel del Estado en la economía, su respaldo a los jóvenes del movimiento del 68 porque estaba comprometida con la democracia, su compromiso con los derechos de las mujeres, dado que rompió techos de cristal. “Honremos sus palabras, su vida y su lucha, poniendo en el centro el interés de nuestro país el respeto y el diálogo para que México sea un país democrático, justo e incluyente para todas y todos”.
(Con información de EFE, Cámara de Diputados y Aristegui Noticias)