Petróleos Mexicanos (Pemex) siguió mostrando en agosto un declive sostenido de su bombeo de crudo y una producción de combustibles insuficiente para abastecer el mercado local, alejándose una vez más de las promesas de alcanzar la “soberanía energética” hacia el final del actual Gobierno, que concluye en pocos días.
Agobiada por una deuda financiera de 99,000 millones de dólares que la ha puesto en la mira de las calificadoras, Pemex produjo 1.77 millón de barriles por día (bpd) de crudo y condensados en agosto, con socios, un 5.8% menos interanual, y por debajo del promedio del año de 1.79 millón de bpd, según cifras divulgadas la noche del miércoles.
La estatal ha atribuido la baja en el pasado al declive natural de varios campos clave. La producción sólo de crudo siguió bajando para llegar a 1.495 millón de bpd, menos que los 1.497 millón de bpd en julio, y un 6.6% menos interanual, para seguir ubicándose en niveles no vistos en mas de cuatro décadas.
Respecto a la producción de petrolíferos, la firma reportó que en agosto fue de 1.02 millón de bpd, un 15% más interanual pero inferior al 1.07 millón de bpd de julio, a pesar de la incorporación de la nueva refinería Olmeca, con capacidad de 340,000 bpd, que tuvo una exigua producción en sus primeros meses de operación, en julio y agosto.
Pero la mayor producción conjunta de las refinerías locales fue del contaminante combustóleo con 305,900 bpd; seguido por 290,100 bpd de gasolinas y 188,200 bpd de diésel.
Para suplir el mercado local, Pemex tuvo que seguir importando combustibles: 416,700 bpd de gasolinas y casi 142,000 bpd de diésel, lo que demuestra un panorama complejo para dejar de comprar al exterior.
Apenas en julio, el director general de Pemex, Octavio Romero, aseguró que para septiembre la importación combustibles por parte de la empresa bajaría a unos 52,000 bpd y a 20,000 bpd en el primer trimestre del 2025 porque se produciría más en casa.
El saliente presidente Andrés Manuel López Obrador asegura que Pemex fue “rescatada” durante su gestión tras el intento de acabar con ella con una reforma energética de hace una década que profundizó la apertura del sector energético al capital extranjero y privado.
Durante su gobierno, la empresa recibió miles de millones de dólares en apoyos para pagar su abultada deuda financiera, apuntalar la producción, construir una nueva refinería que costó más del doble de los inicialmente 8,000 millones de dólares estimados y rehabilitar las seis refinerías locales en operación.
Antes de llegar al poder a finales del 2018, el mandatario prometió que el país dejaría de exportar crudo porque todo lo usaría para producir los combustibles que necesita. Hace unos meses admitió que ello no se alcanzaría en el 2024 y extendió la meta al 2025, a la espera de la entrada en operación dos coquizadoras aún en obra.
Las exportaciones han seguido y promediaron en agosto 731,000 bpd, aunque un 32% menos interanual.
Y si bien las importaciones de petrolíferos como gasolinas y diésel, gas licuado y otros han bajado en su conjunto desde los casi 850,000 bpd comparados con su primer año de Gobierno en 2019, pero con fuertes variaciones en los promedios anuales durante su gestión, la ruta a la soberanía energética luce muy compleja.
Por ejemplo, Olmeca no va tan rápido como lo prometido. En agosto solo produjo 39,014 bpd de combustibles: 28,364 bpd de diésel; 9,506 bpd de coque y 1,144 bpd de gasolinas, con un procesamiento de 84,128 bpd frente a 65,406 bpd en julio, su primer mes reportado oficialmente.
Romero dijo a inicios de agosto, en una acto con López Obrador y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, que esa refinería estaría procesando 340,000 bpd desde el 21 de agosto para producir a 175,000 bpd de gasolinas y 130,000 de diesel.
Incluso, ese mismo día aseguró que se estaba alcanzando el procesamiento de 170,000 bpd, el 50% de su capacidad, e iniciando la producción de gasolinas de ultrabajo azufre.
Sheinbaum, quien ha dicho que seguirá apoyando a Pemex, deberá no sólo que lidiar con la deuda financiera y con los vencimientos que se avecinan, sino con la deuda con proveedores, de unos 20,000 millones de dólares, además de una producción menguante sin nuevos hallazgos significativos y con el reto de convertir a la contaminante empresa en “verde” en la prometida “transición energética”.
Reuters